Alemania, finalista a lo turco

Alemania se convirtió en el primer finalista de la Eurocopa de Austria y Suiza al vencer a Turquía (3-2) en un auténtico partidazo de fútbol. Los de Joachim Löw no fallaron, aunque sí sufrieron para doblegar a un rival que, a pesar de las importantes bajas, también se mereció ganar. Al final, Lahm, hizo probar a Turquía de su propia medicina, ésa con la que dejó fuera a los suizos, checos y croatas, y con un gol en el último suspiro decidió la contienda. Antes, Ugur Boral abrió el marcador y poco después empató Schweinteiger. Tras una segunda mitad más 'tranquila', llegó el final más loco: marcaba Klose a menos de un cuarto de hora del final y Semith empataba en el 85' antes de que decidiera Lahm. Nadie podía presagiar la exhibición futbolística que se vio en Basilea. Y menos que fuera Turquía la que llevara la voz cantante la mayor parte del partido, sobre todo en la primera mitad. Con tantas bajas y algunas de mucha importancia, los de Fatih Terim tiraron del orgullo y casta turcos para amedrentar a Alemania y, principalmente, a Lehmann, que estuvo muy inseguro durante todo el encuentro. Tanto el portero germano como el turco estuvieron francamente mal. De hecho, ambos fueron partícipes de los goles de Semith Senturk y de Klose, respectivamente. Incluso Lehmann pudo hacer más en el tanto que abrió el marcador. El balón se le coló entre las piernas, aunque lo cierto es que la jugada se mereció acabar en gol. Un saque de banda ensayado propició el remate de Kazim Kazim al larguero (ya había estrellado otro unos minutos antes) y el rechace lo finalizó Ugur Boral. El 0-1 hacía justicia a lo que se estaba viendo. Turquía era muy superior a los teutones, que sufrían sin el esférico en su poder. El problema es que, en cuanto lo tienen, son letales. Y así fue. Aún con la emoción de haber marcador primero, Turquía dejó respirar a Podolski, que repitió junto a Schweinsteiger el gol contra Portugal: centro desde la izquierda al primer palo y llegada desde atrás para empujar a la red. Con el empate se esperaba la reacción germana para 'normalizar' la situación. Sin embargo, el empuje otomano se hizo más intenso, aunque la mala fortuna evitó el segundo, porque si llega a ser por Lehmann... Por suerte para los de Löw, llegó la segundo mitad y la cosa cambió. El control del partido pasó a su poder, por lo que las llegadas turcas, a pesar de constantes, eran menos eficientes. De todas formas, las ocasiones fueron menores y sólo Busacca puso la emoción con dos jugadas muy polémicas que no señaló, una en cada área. Primero en la de Turquía, con un derribo clarísimo a Lahm en el que la única duda era saber si fue dentro o fuera, y posteriormente un agarrón de éste a Kazim Kazim que sí que fue dentro.
Final de locuraCuando el partido parecía llamar a la prórroga se le cruzaron los cables y estalló la locura. Klose ponía por delante a los germanos a su estilo, es decir, con un remate de cabeza, aunque con la inestimable ayuda de Rustu, que salió tarde y mal. Los alemanes se veían en la final hasta que, de nuevo, los turcos inyectaron su veneno final, el mismo que probaron suizos, checos y croatas. Semith, como en en el duelo de cuartos, hizo el empate, ayudado por la jugada de Sabri y el regalo de Lehmann. Una vez más, la afición otomana estallaba de alegría y comenzaban a pensar que contra la potente Alemania también era posible el milagro. Pero éste, al final, no llegó. Todo lo contrario, se pasó al bando opuesto y, reencarnado en Phillip Lahm, acabó con el sueño de Turquía. (Marca)
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